jueves, 27 de octubre de 2016

LIBRO EN PROYECTO. (pequeño fragmento)

Al llegar, sacó de su bolsillo su teléfono móvil para iluminar el camino hacia su casa. Pero antes de eso me miró, yo le devolví la mirada, y nos abrazamos.
     —Halla lo que halla en tu vida, —me susurró— ten mucho cuidado.
     —Esto no será un adiós para siempre,  —aseguré— volveremos a tener lo que ya teníamos. Te lo prometo.
     —No hagas promesas que no puedas cumplir.
     —Lo tendremos. —Insistí.
     Se apartó de mí con la cabeza gacha y llevando sus manos con destino a las mías. Pude sentir como luchaba para que no la oyera sollozar. Luego se dio media vuelta, alzando despacio nuestras manos hasta finalmente soltarnos, observando cómo se iba alejando para acabar viendo una sombra y una luz tenue fusionándose en la oscuridad de la noche.
     Experimenté una sensación incontrolable que me recorría el estómago hacia arriba, causándome una respiración entrecortada y un nudo en la garganta. Mis ojos se humedecieron sin poder evitarlo, mis lágrimas se deslizaban por mi rostro, y aun así seguía contemplando esa carretera en la que ya no se veía nada, solo tinieblas.


                 Gonzalo R Baleato