domingo, 31 de diciembre de 2017

HISTORIAS CORTAS: Paradoja Mortal

     Hace varios años que no se ha vuelto a repetir la misma historia, pero, para Zonlo y Neda fue la más trágica que vivieron toda su vida.
     Zonlo era un chico moreno, de cabello rizo, ojos verdes oscuro, atlético y poseía en su cuerpo dos tatuajes. Conoció a Neda en la Facultad de Física cuando él tenía veinticinco años de edad. El primer día de clase, él la vio entrar por la puerta, y se quedó embelesado mientras ella pasaba por su lado para dirigirse a la cafetería. Él se dio la vuelta para verla de nuevo y confirmar que no era una alucinación. Zonlo estaba en ese instante con su mejor amigo, Avir, y este al verlo atónito ante la hermosura de Neda, le sopló en la oreja izquierda, sacándolo del trance en el que se encontraba.
     — ¿¡Pero se puede saber que haces!? —Le increpó Zonlo.
     —Pues hacerte volver a la realidad, tío.
     —Avir, ella va a ser mi realidad, te lo aseguro.
     La mirada de Avir no le indicaba ni la más mínima confianza en el tema, mas Zonlo estaba seguro de que la iba a conquistar.
     Ella tenía veintiún años. Su cabellera era castaño rubio, unos ojos marrones preciosos, labios carnosos y un pirsin con un arete en la nariz.
     Ese día, Zonlo empezaba el segundo curso de física, mientras que Neda comenzaba primero. Era nueva en esa institución, y una buena razón para que Zonlo pudiera hablar con ella y ofrecerle toda la ayuda que necesitara.
     Después de las primeras clases, tuvieron descanso. Al salir del aula, Zonlo vio a Neda sentada en las escaleras que subían a la segunda planta, leyendo un libro. Se acercó despacio mientras pensaba algo para decirle, fue ahí cuando observó que apoyaba el libro en sus rodillas mientras recogía la carpeta que tenía al lado para luego irse. En ese momento, se le cayó el libro al suelo y Zonlo se apresuró para cogerlo y devolvérselo. Fue ahí cuando contempló algo extraño.
     —Relatividad general —leyó—. Si esto se da en cuarto curso.
     —Lo sé, pero me encanta esta rama de la física. —Dijo sonriendo.
     —A ver si adivino. ¿Viajes en el tiempo?
     —Pues sí, —afirmó—. Estoy escribiendo una tesis sobre viajes en el tiempo a través de cúmulos de partículas subatómicas en túneles ferroviarios.
     — ¿Eh? ¿Túneles por donde pasan los trenes? —Comentó confuso.
     —No conozco otro tipo. Ahora si me disculpas, tengo que irme.
     A Zonlo le costó reaccionar y solo pudo soltar un seco `hasta pronto´. Se quedó de cuclillas pasmado hacia las escaleras…
     — ¡Ah! Chico, —dijo la joven unos segundos después volteando su rostro hacia él —me llamo Neda.
     Se quedó mirándola sin saber que decir a la vez que ella sonreía, al instante se dio de nuevo media vuelta y continuó su trayecto.
      Poco más tarde, una presencia se situó detrás de Zonlo y le dijo:
     —Cuando una chica te dice su nombre, lo mínimo que debes hacer es decirle el tuyo, pedazo de idiota.
     —Silénciate, Avir. Esta chica causa en mí algo que no sé explicar.
     — Yo sí, se denomina erección.
     —¡¡Tío!! —Se sobresaltó Zonlo— Te voy a arrancar la lengua.
     Empezó a perseguir a su amigo por el pasillo hasta que el profesor de ciencias les llamó la atención.
     — ¡Vosotros, a correr a la calle!
     —No se preocupe profe, Zonlo vio a una chica, y creo que ya se va. —Expresó Avir con segundas.
     Zonlo no daba crédito a lo que había escuchado, y delante de un profesor.
     — ¿Cómo que se va? ¿A dónde? Si todavía no se han terminado las clases. —Contestó el profesor ingenuo.
     —No le haga caso, profe, Avir está de broma. —Responde a la vez que agarra a su amigo y tira de él para salir de esa situación.
     Los dos se apresuraron alejándose del profesor. Avir no paraba de reírse y Zonlo se contuvo para no golpearlo por el inapropiado chiste.
     A medida que transcurrían los días, Zolno se inventaba situaciones para poder hablar con la chica que le gustaba, y ella, aunque al principio se mantenía a una cierta distancia de él, su insistencia y el buen rollo que le invadía la hizo acercarse un poco más al chico. Tanto que acabaron siendo buenos amigos. Pero esta es una de esas veces en donde la amistad se acabó convirtiendo en algo más.
     Los dos llevaban un año juntos cuando decidieron llevar a la práctica la tesis de Neda sobre los viajes en el tiempo. Zonlo aportó varias ideas y conceptos en su estudio, y ambos ya sabían por dónde empezar.
     Zonlo conocía un túnel ferroviario que había descubierto hace diez u once años a unos quilómetros de su casa en el pueblo, y ya estaba abandonado en aquel entonces. Un domingo, la pareja se acercó con el coche de Neda hasta ese lugar demasiado perdido y alejado de la civilización. Bajaron por un camino tan inclinado que a ambos les dio vértigo, y al llegar al final de él, se encontraron un pequeño puente. Aparcaron cerca y treparon por un lateral. Al situarse encima, lo vieron; un camino de piedras por donde antiguamente había carriles de vías férreas, y al fondo observaron eso que tanto buscaban; el túnel.
     —Zon, está ahí —dijo alegre Neda.
     —Lo recordaba diferente —expresó Zonlo emocionado, agarrando de la mano a Neda y acercándose a la entrada del túnel.
     A medida que se aproximaban, apreciaban más vegetación salvaje a su alrededor al igual que un fuerte viento procedente del interior, era el aire que entraba desde el otro extremo del conducto que impactaba de lleno en los chicos, siendo una sensación muy extraña, pero agradable a la vez.
     Quisieron explorar ese lugar con más de cien metros de longitud, y se adentraron en la oscuridad. Zonlo utilizó la linterna de su móvil para poder ver algo. Visualizaron a su izquierda una puerta de madera antigua con demasiados cerrojos. Por su cabeza transitaba la idea de algo importante oculto en su interior, decidiendo echarla abajo para averiguarlo. Tras varias patadas efectuadas por el chico, la puerta crujió, formándose una pequeña grieta. Durante unos segundos en silencio, escuchando únicamente el continuo crujido de la puerta, un ensordecedor impacto la pulverizó, surgiendo del recóndito emplazamiento una inmensa fuerza de atracción que absorbió a los jóvenes.
     Habían perdido el conocimiento, no obstante, se despertaron encima de unas vías al escuchar un alejado bocinazo que se iba acercando. Neda pudo darse cuenta de que era un tren que se dirigía hacia ellos, avisando a Zonlo y apartándose a tiempo. Vieron pasar la máquina alejándose de ellos hasta perderlo de vista. Ellos no entendían nada, y al salir del túnel, contemplaron que todo era diferente; la vegetación que perduraba a su alrededor era menos salvaje, más joven. No comprendían la presencia de unos carriles en un lugar abandonado, ni mucho menos la aparición del tren, y para colmo, el coche ya no estaba.
     Decidieron marcharse andando, y a pesar de que los caminos también eran diferentes, llegaron a la casa del pueblo de Zonlo. También era distinta; no había vallado, los pinos eran más pequeños, y los únicos animales que se encontraban eran dos perros.
     — ¿Qué está pasando? —se preguntó Zonlo asustado.
     El chico empezó a hiperventilar presionándose el pecho por una extraña presión en él.
     —Respira, Zon. —Intentó tranquilizarlo Neda— Cuéntame que has visto.
     —Estos perros han muerto hace trece años, es imposible que estén aquí. ¡¡¿Qué coño está ocurriendo?!!
     —Vayámonos a Oirgso, —aconsejó Neda— allí tengo unos amigos, les pediremos ayuda.
     Los dos se fueron a la pequeña ciudad, a unos cuatro quilómetros del pueblo. Por el camino, Zonlo contempló varias ausencias; el bar Maels, algunas casas, la acera de la carretera y sobre todo, el gigantesco puente que cruzaba el río. Su pueblo había cambiado mucho.
     En la ciudad, también apreciaron los cambios. Estaban aterrados, y se dieron prisa en acudir junto a los amigos de Neda. Llamaron al telefonillo y una simpática señora los atendió. En ese apartamento llevaba viviendo la mujer más de tres años. No había rastro de esos amigos.
     Ya no sabían qué hacer. De pronto, Zonlo vio a su padre, pero este era más joven, y estaba acompañado de un niño. En el momento que miró el rostro del pequeño, se transformó en algo horrible. Los gritos y la violencia que exteriorizaba alarmaron a gran parte de la gente, incluso Neda se vio obligada a alejarse de él. Fue entonces cuando el pequeño niño oteó asustado la dirección en el que se hallaba su yo futuro, y con el contacto visual, la alteración de este último, aumentó. Su masa corporal fue disminuyendo, su piel se encogía por la deshidratación intensiva que estaba sufriendo y al final, fue consumido por el tiempo sin dejar ni un vestigio de su existencia.
     Neda estaba e shock, y solo corrió.
     Encontró una parada de bus y esperó a que llegara para marcharse a su casa, a doce quilómetros de Oirgso. Su mente ya no formaba parte de ella por lo que había visto. Únicamente quería ir junto a sus padres y no pensó que ya no estaba en su tiempo. Desconocía el hecho de que habían viajado al pasado.
     Cuando llegó cerca de su destino, comenzó a correr hasta él. Al llegar, intentó abrir la puerta de su casa, pero esta no se abría. De su interior se escuchaba a alguien manipular unas llaves mientras Neda se empezaba a sentir también como Zonlo, e iba a peor. Al ver la puerta abrirse, Neda miró a los ojos de una inocente niña surgir entre la entrada, y la escena se repitió. La chica cambió a un estado más agresivo y su cuerpo también se transformó. Ella retrocedió para escapar de ese dolor, pero perdió el equilibrio y se cayó al suelo. Ya no tenía fuerzas para incorporarse. Su yo niña del pasado, vio esa terrible escena hasta que todo terminó.
    
     TEORÍA:
     “Si un individuo se encuentra con su yo futuro en el tiempo del primero, este último cuanto más cerca esté y más vea a su yo pasado, más se irá consumiendo. No pueden existir dos mismos sujetos en un mismo tiempo. El invasor tenderá a desaparecer. El tiempo se encargará de atraerlos para corregir la paradoja.”

LA NUEVA ERA PROCEDERÁ DESPUÉS DEL FIN

“El tiempo nos revela las señales que harán que dentro de poco, todo sea irreversible”

viernes, 29 de diciembre de 2017

miércoles, 27 de diciembre de 2017

lunes, 25 de diciembre de 2017

TIEMPO INELUDIBLE

“Mientras vivas, siempre tendrás un futuro. Pero si deseas alcanzar un final, deberás sacrificar un principio”

domingo, 24 de diciembre de 2017

EL AMIGO ENEMIGO

“Mientras la economía continúe implantada en la sociedad, nos seguiremos acercando al horizonte de sucesos”

jueves, 21 de diciembre de 2017

domingo, 10 de diciembre de 2017

HISTORIAS CORTAS: La Sexta Extinción Masiva

     Ya no escuchamos el aleteo de las abejas. Ya no vemos las coloridas mariposas revolotear entre las flores primaverales. No contemplamos a las maravillosas libélulas volar sobre las cercanías de ríos, lagos o charcos. Ahora ni siquiera apreciamos en el campo a los grillos o saltamontes brincar en grupo.
     Hace más años de los que podría imaginar, habitaba en este mundo una gran diversidad de insectos. Todos vivían su vida atentos al peligro natural que constituían sus hábitats, y en el que para sobrevivir, solo necesitaban huir y adaptarse. Mas, ellos ayudaban al ecosistema a subsistir. Pero, desde que la mano del hombre aferró con más fuerza el ansia de poder, ya no existió ningún lugar en el que pudieran esconderse.
     Con el cambio climático causado por la combustión de combustibles fósiles en vehículos automotores, la quema de cultivos y bosques, las fábricas, la producción de electricidad, el consumo indiscriminado de carne de res, la deforestación y la transformación de bosques y praderas para dedicarlos al cultivo, ciudades y carreteras, la era de las consecuencias ha llegado.
     Los insectos no fueron capaces de sobrellevar este impacto al quitarles todo lo que necesitaban para vivir; un aire puro, un hogar, alimento… Los atrapamos con nuestras comodidades y egoísmo, y no les dejamos avanzar. Ahora la poca vida que queda, está a punto de apagarse, y nosotros incluidos.
     Las víctimas de esta extinción favorecían a que la flora perdurara y a cambio esta les proporcionaba comida. Al desaparecer una, la otra también está pereciendo, dejando morir de hambre a los que se alimentan de ella, y estos también se van esfumando, ocasionando que los que se nutren de ellos mueran del mismo modo, hasta llegar a los humanos. Todo era una cadena, y en cuanto se rompió uno de sus eslabones, el resto comenzó a caer.
     Los científicos intentan devolver la vida a los insectos a través de especies encontradas atrapadas en la salvia de los arboles, aunque tardarán tiempo en hacerlo. El proceso es muy lento y de suma precisión, y al no haber muchos ejemplares intactos, no deben cometer errores.
     Desde la revolución industrial se inició la cuenta atrás del planeta Tierra, y si no se encuentra una solución rápido, el fin será inminente. Porque no solo no podremos sobrevivir sin insectos, sino que el cambio interno que originamos en el mundo está causando otros graves acontecimientos; tsunamis, terremotos, aumento del nivel del mar, tormentas más poderosas, sequías, incendios, desaparición de ecosistemas, aumento de la temperatura de la atmosfera, deshielo, la acidificación de océanos y enfermedades a gran escala. Todo esto ha precedido a un cataclismo global del que nadie podrá escapar. La población humana ha disminuido en varias regiones del planeta. Muchas ciudades han sido destruidas por las guerras. Un alto porcentaje de especies animales entre ellos los humanos, sufren mutaciones y alteraciones genéticas que han disminuido la esperanza de vida, y al depender tanto de las tecnologías, nuestro cuerpo y mente se ha debilitado de tal forma, que nos es complicado adaptarnos a este cambio extremo, y las predicciones dicen que lo peor está por llegar.
     En Islandia ha aumentado la actividad volcánica debido a la reducción de la cobertura de los glaciares, y el volcán de Yellowstone está dando signos de una destructible erupción.
     La pérdida de los insectos no es lo único que nos preocupa. Casi el sesenta por ciento de todas las especies de anfibios están en peligro de extinción, y lo mismo ocurre con en cuarenta y tres por ciento de mamíferos. Todas las especies decaen.
     Tengo esperanzas de que aún podemos solucionarlo. Creo que todavía no es tarde. E intuyo que ahora comprendemos que los pequeños actos ocasionan a largo plazo un impacto irreversible, y solo espero que estemos a tiempo de enmendar todas nuestras equivocaciones a pesar de que ya éramos conscientes de a donde dirigiríamos todo esto.
     Nos queda un largo trabajo por delante; entre cambiar nuestras acciones, traer de nuevo a especies extintas, curar el mundo y vivir apreciando más el lugar que nos rodea, que es lo que siempre estuvo ahí ofreciéndonos un día más para existir.
     Ahora no sirve "el dejarlo para mañana", si hoy no se empieza, la pérdida de la biodiversidad se cernirá sobre la humanidad.

DISTINCIÓN

“Intenta no creerte mejor que yo, porque puede que algún día necesites mi ayuda, y será la razón perfecta para vengarme”

jueves, 7 de diciembre de 2017

RAP: Ojalá Fuera Contigo (Hace un año)

Contigo todo era perfecto, pero deseaba algo más
Siempre te he sido sincero, y tu mi chica ideal
Todos piensan que enamorado estoy, aunque no crea en el amor
No sé qué pasó, entre los dos, entre los dos.

-Comencemos-.

Fue un día cualquiera, cuando te vi,
Mis ojos te observaron, y empecé a sentir
Una sensación, que me asustó
 Porque a mí alrededor todo se paró
No solo fue el tiempo, también mi corazón,
 Que al verte por primera vez, de nuevo funcionó
Pero ya no era mi mente, quien lo controlaba
 Ahora eras tú, quien lo manejaba
Unos días después, me puse a indagar
 Y jugando a los detectives pude contemplar
Una frase de amor, una dura foto
Sonriendo los dos, mirándoos uno al otro
No puedo explicar el dolor que sentí
Me costaba respirar y quería morir
Estaba obcecado, no te quise olvidar
Rendirse es para débiles, eso me hizo sufrir más

Contigo todo era perfecto, pero deseaba algo más
Siempre te he sido sincero, y tu mi chica ideal
Todos piensan que enamorado estoy, aunque no crea en el amor
No sé qué pasó, entre los dos, entre los dos.

Las siguientes veces que te iba a visitar
Fingía ser interesante y poderte conquistar
Lo que no advertí, es que lentamente
Volvía a ser yo, un personaje muy corriente
Llegó un día especial, para mí y para ti
Algo te pude regalar, y tú también a mí
Una gran confianza en nosotros comenzaba
Me quitabas lo que era mío y en el cotilleabas   (que mala)
Era nuestro juego, y no pasaba nada
No quiero que te enfades pero contigo fantaseaba
Juntos en la cama, peleando con la almohada
Abrazados muy felices, sin  que nada nos preocupara (nada)
Tienes que saber que no soy nada discreto
Tenía que escribir, compartir mis sentimientos
Tuve mucho miedo de decírtelo a la cara
No quería que lo nuestro, se nos estropeara
Aun así al vernos muchas veces tonteaba
Creo que te dabas cuenta pero no decías nada
En varias ocasiones llegaba a casa de noche
Andaba algunos kilómetros, sin tener coche
Todo era por ti, porque me hacías feliz
Con solo tu presencia, ahuyentabas mi nube gris
Quería algo tuyo, un tiempo después
Inventé un nuevo juego, pero no lo pensé bien
Las combinaciones, eran demasiadas
Números aleatorios me dejaban sin habla
 El día que te vi, te mostré un truco de magia
También me salió mal, la mala suerte me contagia

-No importa, eso no me detendrá-

Contigo todo era perfecto, pero deseaba algo más
Siempre te he sido sincero, y tu mi chica ideal
Todos piensan que enamorado estoy, aunque no crea en el amor
No sé qué pasó, entre los dos, entre los dos.

Me diste otra oportunidad, por fin lo he conseguido
Ahora no te escaparas, compensa haber sufrido
Pero me hago el difícil, espero a ver quien cede primero
Sé que voy a ser yo, ya que no soy de acero
No quiero etiquetar esto, llamándolo amor
Lo que siento es más grande, un verdadero honor
Llevo tiempo a oscuras, desde que te conocí
Dime de una vez si sientes algo por mí.

Dímelo

Seguimos siendo amigos, o eso es lo que pienso
No deseo que te vayas, me dejarás indefenso
Quiero que me quieras para poder protegerte
Pero aunque no me quieras, por ti yo voy a muerte

Contigo todo era perfecto, pero deseaba algo más
Siempre te he sido sincero, y tu mi chica ideal
Todos piensan que enamorado estoy, aunque no crea en el amor
No sé qué pasó, entre los dos, entre los dos.


sábado, 2 de diciembre de 2017

viernes, 1 de diciembre de 2017

LOS PALADINES MUTANTES (1º Capitulo)

     Desde los primeros brotes sobre humanos, hace más de seis siglos; el genoma sapiens ha evolucionado de un modo misterioso e ignoto. No todos heredan ese gen, sin embargo, existen individuos que sí lo poseen y no son conscientes de ello, hasta muchos mueren sin saberlo. La razón es que el gen emerge de manera inerte, activándose de forma distinta y en circunstancias diferentes en cada individuo, proporcionándole cualidades especiales.
    
     En el año 2023 se originó el mayor acaecimiento de todos desde que se fundó el universo. Una alineación planetaria que solo ocurre cada cuatro mil quinientos cincuenta y cuatro años sobre una aurora boreal qué afectó a todo el planeta. Ese mismo año, un grupo de jóvenes recibieron esos dones especiales que hoy en día siguen sin estar valorados, y con razón, la verdad es que la vida es un misterio y esta intrigante historia nos cuenta el porqué. Había surgido la era de los héroes; pero todo héroe tarde o temprano acaba teniendo un enemigo. No obstante, empecemos por el principio.

     —Erick Kane, 20 años. Nací el 16 de agosto en Brooklyn (Nueva York). A los 13 años me sucedió algo extraño. Estaba con mis amigos haciendo carreras con la bici en una carretera que conecta con un acantilado cerca de la Curva Asesina. Se llama así porque la historia cuenta que en esa misma curva murieron muchas personas en espantosos accidentes, finalizando en una caída de más de ochenta metros. Un camión que transportaba Z4-12, una sustancia líquida desconocida y en proceso de investigación, venía en dirección opuesta a mí. Yo no supe reaccionar, pero el conductor del vehículo sí, y al intentar esquivarme pegó un frenazo, a la vez que un giro inesperado a la derecha provocaba el volcamiento. El depósito del camión se quebró, y el Z4-12 se desparramó por la carretera, pillándome en medio, haciéndome patinar, caer al suelo y a empaparme con la sustancia. Mis amigos me dijeron que fuera a urgencias, sin embargo, no les hice caso y me marché a mi casa. Por la noche, poco después de cenar, me sentía raro, así que me fui a mi cuarto. Cerré la puerta y me dirigí a mi cama, pero antes de llegar me desmayé, por suerte caí encima de ella. A la mañana siguiente, cuando me desperté, me encontraba mejor que nunca y me fui corriendo a desayunar. Mi madre se alegró al verme tan contento, y me preparó una taza de leche, la cual estaba hirviendo. Cuando iba a soplar para enfriar un poco el contenido, sonó el timbre; en ese momento estábamos solo mi madre y yo. Ella abrió la puerta y era Escarlata, mi mejor amiga, que había venido de Brasil a pasar unos días en casa de sus tíos. Ella se sentó frente a mí mientras mi madre cerraba la puerta. Sin darle la oportunidad de negarse, mi madre empezó a prepararle tortitas a mi amiga. Yo volví a mi desayuno mientras ella nos contaba lo cansada que estaba del viaje. Acerqué mis labios al borde de la taza, y soplé. Exhalé un vapor que congeló de inmediato la taza y su contenido. Escarlata y yo nos miramos con asombro y temor, pero ninguno de los dos habló. A partir de aquel día me convertí en Gélido.

     —Escarlata Dolp 21 años. Nací el 21 de Septiembre en Rio de Janeiro (Brasil). Tenía 14 años cuando me fui a una expedición arqueológica a Rondonia con mi clase. Al llegar allí, después de varias horas excavando, todos mis compañeros estaban ya demasiado cansados para continuar y se fueron a comer a un restaurante que estaba por allí cerca. No obstante, yo tenía la esperanza de poder encontrar algún hueso u otra cosa, así que me quedé allí excavando con el permiso de mi profesora. Al rato, vi algo que se asemejaba a un cristal color turquesa de pequeñas dimensiones y al tratar de cogerlo, nada más tocarlo, se quedó enganchado en mi mano haciéndome un pequeño corte. Al instante se desintegró convirtiéndose en un fino polvo y filtrándose en el corte. Poco después, una de mis compañeras se acercó hasta donde yo me encontraba para decirme que debía empezar a recoger que ya nos íbamos. Al llegar a casa no había nadie. Mi madre me dejó una nota encima de la mesa del salón que decía:

—“Cariño, llegaré tarde, ha habido un problema en la fábrica y no creo que llegue hasta las cuatro o cinco de la madrugada. Tienes verduras con pollo en la nevera, nos vemos por la mañana, besos. Te quiero; mamá.”

     Al acabar de leer la nota y ver qué buena pinta tenía la cena, me fui a limpiar un poco mi cuarto, y a darle de comer al conejillo de indias que tenía. Serían las once cuando oí el ruido de cristales rompiéndose, unos ladrones habían entrado en casa. Yo con lo asustada que estaba, traté de esconderme en el cuarto de mis padres, pero hice demasiado ruido, y uno de ellos fue en dirección a la habitación. Cuando se estaba acercando a mi posición, cerré los ojos con fuerza. Al abrirlos, lo vi; ese desconocido estaba frente a mí, mirándome, aunque parecía no verme. Echó un vistazo al cuarto; debajo de la cama, dentro del armario… Y se fue mientras le decía a su compañero que allí no había nadie.
     Después de un rato rebuscando por la casa, los dos hombres se marcharon. Mientras, yo seguía en el cuarto de mis padres. Me acerqué al espejo, me puse frente a él y traté de concentrarme, cerrando los ojos como lo había hecho minutos antes. Al abrirlos, ahí estaba, o mejor dicho, ahí no estaba. No podía verme, aunque sabía perfectamente que estaba ahí. Me giré un poco y coloqué mis manos justo frente a mi cara, con las palmas hacia adentro, y en dirección a la pared. Y eso era lo que podía ver; la pared. Sentía mis manos, mi cuerpo, pero no podía verme.
¿Cómo contar lo que me había sucedido? ¿A quién podría confiar mi secreto?
     No sería hasta meses más tarde cuando me surgiría la oportunidad de contárselo a alguien. Del mismo modo, no sería hasta entonces que empezarían a conocerme como Ausencia.

     —Nemesio Balto 18 años. Nací el 7 de septiembre en Galicia (España). Era el día de mi onceavo cumpleaños. Una gran tormenta eléctrica llevaba horas produciendo destellos que iluminaban el gris cielo. Llovía a mares, y sin duda sería una de las últimas tormentas del verano. Después de las felicitaciones, los regalos, la comilona y los besos tan agobiantes de la familia, mis hermanos mayores César y Borja se ofrecieron para ir a jugar conmigo en el granero que teníamos cerca de casa, al pasar nuestro campo de maíz, a unos doscientos metros. Les pedimos permiso a nuestros padres, y a pesar de la lluvia y la tormenta, nos dejaron ir. Nos situamos justo en la salida de casa y esperamos a que escampara un poco, pero iba a peor. César nos retó a ver quien llegaba antes al granero, y antes de que pudiéramos responderle, empezó a correr adentrándose en el maizal. Borja y yo sin pensarlo echamos a correr también. Apenas había recorrido cincuenta metros cuando un intenso destello me cegó haciéndome tropezar y caer, luego le siguió un rayo que parecía haber caído muy cerca. No veía a ninguno de mis hermanos, y asustado, eché a correr de nuevo. Al salir por fin de ese infernal campo de maíz, vi a mis hermanos a punto de llegar, cuando otro tremendo rayo más cayó en medio de los tres. La onda expansiva generada nos lanzó a varios metros hacia atrás, y los tres acabamos de nuevo en el campo de maíz. Nos levantamos con rapidez y corrimos los pocos metros que nos quedaban hasta el granero, cuando sucedió algo increíble. César empezó a elevarse, lo que le llevó a volar. Sin duda tenía miedo, despegar del suelo, caerse, intentar incorporarse y elevarse otra vez y así un buen rato, no es que fuese algo normal. Al final atravesó una de las ventanas del granero, no aterrizó muy bien, pero por lo menos estaba a salvo. Yo fui el segundo en llegar, alcé la mano derecha para abrir la puerta y lo que sucedió me dejó sin palabras. Salió de mi mano tal chispazo que la destrocé entera, con tal vigor, que me impulsó hacia atrás. Mi hermano Borja que iba detrás de mí, pegó un salto, me cogió en el aire, y me llevó debajo del brazo hasta llegar a dentro, donde estaríamos seguros. Al llegar, nos paramos y nos miramos, sabíamos que algo en nuestro interior había cambiado, aunque desconocíamos que. Estuvimos bastante tiempo asimilando lo ocurrido, y pensamos que si a César y a mí nos ocurrió esto, Borja también tenía que ser diferente, pero no sabíamos de que manera. Fue entonces cuando cometí un doloroso error, me burlé de él por seguir siendo normal, como era de suponer se enfureció, y me dio un empujón. De haber sido normal no me hubiera lanzado con la fuerza con la que lo hizo. Atravesé de nuevo la puerta del granero, y casi llego otra vez al maizal. Por enésima vez, me eché a correr, volví a estar dentro, y ya sabíamos que Borja era como nosotros. Decidimos crear nuestros propios apodos, César se haría llamar Águila, Borja, Mole y yo Lostregon.
                    
    
     —César Balto y Borja Balto 19 y 21 años. Nacimos el 19 y el 26 de abril en Galicia (España). Nosotros teníamos 12 y 14 años y como bien dijo nuestro hermano también nos afectó la tormenta. Ahora los tres unidos lucharemos contra la maldad y la crueldad que este mundo soporta.

     —Ezio Vaghi 21 años. Nací el 2 de Noviembre en Manitoba (Canadá). A los 14 años era un gran fanático de las ciencias, sobre todo las astronómicas y químicas. Un día, antes de ir a clase, creé una formula en el laboratorio de mi casa, que pensé que daría resultado. Se trataba de un líquido que mezclado con diferentes tipos de sustancias químicas crearía un compuesto que al ser ingerido me haría aumentar mi capacidad intelectual. Pero no me di cuenta que al juntarlo con la muramidasa, (una enzima que se encuentra en la saliva de forma abundante), daría paso a un elemento desconocido. Al poco tiempo de ingerirlo empezó a dolerme muchísimo la cabeza, creí que era el fin, y cuando parecía que iba a perder el sentido y a no recuperarlo, comencé a encontrarme mejor, hasta que me recuperé del todo, aunque me sentía raro. Salí del laboratorio de casa y me fui en dirección al colegio, ya que tenía examen de Biología. Por el camino me puse a repasar y una de las cosas que realmente me desconcertó, fue que no me costaba nada memorizar el temario, cuando antes tardaba unos cuarenta y cinco minutos en aprenderme un tema, ahora con solo leerlo una única vez ya se me quedaba todo grabado. Como era costumbre aterrorizarme cuando algo nuevo me sucedía, dejé de leer, y cerré el libro. Mientras seguía caminando miraba ensimismado la portada del libro, tenía aparte de una imagen de un átomo de carbono, un dibujo de un cerebro humano. Me puse a pensar sobre lo sucedido, y llegué a la conclusión de que la formula había funcionado. Justo en aquel instante de distracción, me tropecé con Gordon, el matón de clase. Le hice perder el equilibrio, y se le cayó el teléfono móvil en un charco de agua. Me miró con los ojos llenos de ira, y se fue acercando a mí mientras su respiración se aceleraba y sonaba cada vez más. Yo no paraba de decirle que lo sentía y que le compraría otro móvil igual o mejor, pero Gordon hizo caso omiso. Cuando se encontraba a centímetros de mí, me pegó un cabezazo y caí al suelo. Ahí comenzó a patearme el estómago y amenazando mi vida:
     —Te voy a dejar tan hecho polvo que tendrán que recogerte con una aspiradora.
     Cuando terminó, se inclinó hacia mí agarrándome del pecho y sacó un táser del bolsillo. Pretendía atacarme con él, yo estaba muy asustado y no perdí en ningún momento el contacto visual con el táser. De manera increible explotó, y le pegó tal descarga a Gordon que lo proyectó con gran elegancia por el aire, cayendo al suelo inconsciente. Además de aumentar mi capacidad intelectual, la fórmula me había proporcionado psicoquinesia. Este fenómeno se basa en el poder de la mente para influir en la materia, la energía y el movimiento de objetos. Más tarde descubriría que también sería capaz de mover los objetos que no estaban en mi campo de visión. Desde ese día mi alias sería Intelecto.                  

     —Roxana Wedst, 19 años. Nací el 11 de enero en Gran Bretaña (Inglaterra). Tenía 12 años cuando fui con mi familia como todos los veranos a casa de mis abuelos a la India, ellos no eran hindús, sino que se mudaron allí unos años después de la Segunda Guerra Mundial. Al llegar, dejé mis maletas en casa y como no estaba nada cansada y no tenía nada que hacer, me fui a dar un paseo. Tras un tiempo caminando, encontré un lugar boscoso lleno de flora y fauna por todas partes. Vi entonces que debajo de un roble había una planta que nunca había visto antes, y decidí cogerla, pero la curiosidad me hizo arrepentirme segundos después. En el preciso momento en que la toqué, me arrojó a la cara lo que parecía una especie de polen haciéndome inevitable la inhalación, la planta murió al instante. Medio aturdida, noté como algo me cubría los pulmones y me costaba respirar. Empecé a andar desorientada en dirección a la casa, pero a los pocos pasos, sentí que me faltaba el aire, al instante me desplomé. Al recobrar el conocimiento, vi a un chico que me llevaba en brazos.
     —Hola dormilona —Dijo el extraño mirándome—. Me llamo Christopher. Christopher Piháh.
     — ¿Que me ha pasado? —Pregunté.
     —Esperaba que tú me lo dijeras— respondió el atractivo muchacho—. No sé si llevarte a casa o al hospital.
     — ¡No, no! —Exclamé frenéticamente— estoy bien, no quiero preocupar a mi familia.
     —Está bien, a casa entonces. ¿Puedo bajarte sin temor ninguno? Pesas un poco.
     —Te lo agradecería, gracias. Por cierto, mi nombre es Roxana.
     Christopher me acompañó a casa, pero no le dije lo que me había pasado. Solo que me desmayé sin más, al igual que le pedí que no le dijera nada a mi familia. Después de cerciorarse de que estaba bien, sonrió y asintió. Hablamos durante un buen rato antes de llegar; tenía dieciséis años, le gustaba la informática, el deporte, los animales, y era buen nadador. Durante mis días de vacaciones, quedé con él muchas veces más, y nos hicimos muy buenos amigos. El día que teníamos que irnos les dije a mis padres si me podía quedar más tiempo, ellos no pusieron objeciones y me quedé. Cuando estaban subiendo al avión, tuve, lo que me pareció una visión de lo que iba a pasar. El ala izquierda se empezaría a quemar al poco tiempo de despegar, y acabaría por estrellarse contra el suelo, lo que le llevaría a convertirse en una bola de fuego por la inflamación del combustible. Como era la primera vez que me pasaba, decidí ignorarlo. El avión empezó a despegar y yo veía como se alejaba. Me decía a mi misma que la visión que había tenido no se realizara, pero apenas unos segundos después vi algo que nunca olvidaría; el ala izquierda empezaba a echar humo y le siguió la caída en picado hasta chocar y explotar contra el suelo. No podía creerlo, corrí gritando en dirección al lugar del accidente mientras mi abuelo me seguía para detenerme.
     —¡¡No, mamá, papá, no, por favor!! —Grité.
     Pero fue inútil, ya no podía hacer nada. Mi abuelo al fin me alcanzó y yo lo abracé rompiendo a llorar. Se celebraron dos funerales por mis padres, uno en la India y el otro en Inglaterra, pero al de este último no asistí. Después del velatorio de la India, quise quedarme sola frente a sus tumbas, me puse a hablar con ellos porque me hacía sentir mejor, y les dije que me perdonaran por lo que iba a hacer. Después, les escribí una carta a mis abuelos que decía:

 —Queridos abuelos:
No me juzguéis ni os enfadéis conmigo  por lo que voy a hacer.
En estos momentos necesito estar sola, sé que solo tengo
doce años, y no soy más que una niña, y supongo
que ahora es cuando más necesito rodearme
de gente querida, pero la verdad es que yo no
siento eso. Tal vez sea egoísmo por mi parte, aún
así debo irme, os quiero.
                 Con amor, Roxana.
 
     En cuanto anocheció dejé la carta pegada con celo en la puerta de casa, y me fui directa a casa de Christopher.
     Al llegar, como no sabía si había alguien más, le tiré una pequeña piedra en la ventana de su cuarto, él la abrió, y le dije que le tenía que pedir un favor.
     —Chris, necesito tú ayuda.
Bajó corriendo para abrirme la puerta, estaba solo en casa.
     — ¿Dime Roxana? Siento mucho lo de tus padres. No puedo imaginarme por lo que estarás pasando.
     —Necesito irme lejos Chris, por favor no me preguntes el porqué. A ti se te da muy bien la informática, me tienes que hacer un pasaporte falso, ¿lo harías?
      —Sí, desde luego, pero estás segura de…
     —Por favor confía en mí —le interrumpí—. Algún día te lo explicaré.
     Chris se puso a ello. Mi nombre era Agatha Siel, de diecinueve años, nacionalidad alemana. Una vez con el pasaporte hecho, lo besé y me fui.
     Partí hacia el aeropuerto, y a cinco minutos de llegar, un hombre se acercó a mí por detrás, me tocó el hombro y me dijo:
     —No estarás sola. Tú presente, determinará el futuro. No sabía quién era ese extraño, y cuando me di la vuelta para ver de quién se trataba, ya había desaparecido.
     Seguí andando hasta el aeropuerto, y cogí el primer avión de todos, Nueva York. Iniciando así una nueva vida.
     Días después volví a tener visiones, pero no me intimidaron, aprendí a aceptarlas, y desde entonces me había convertido en Futura.

     —Brock Poel 20 años. Nací el 30 de octubre en Roma (Italia) mi relato entorna a los 13 años. Estaba como cada viernes paseando por el bosque en busca de insectos, cuando de repente una ráfaga de aire derribó un árbol que cayó en unos cables eléctricos provocando un gran incendio. Yo empecé a correr, pero el fuego se extendió tan deprisa que me dejó en el medio. No tenía escapatoria, así que lo único que me quedaba era pedir ayuda, aunque sabía que era inútil; la ciudad quedaba lejos y no había nadie quien me oyese. De súbito vi en el cielo que la luna se estaba interponiendo entre la Tierra y el sol, y al alinearse por completo se produjo el denominado eclipse solar. Pocos segundos después, empecé a agobiarme, a hiperventilar, y poco a poco comenzaba a sentir una furia prácticamente incontrolable, lo que produjo que gritara como nunca antes lo había hecho. En ese momento de ira ocurrió algo difícil de creer. Todo el fuego que había en el bosque empezaba a ser absorbido por mis manos. Cuando estaba todo extinto y se produjo el silencio, las miré, y de ellas se desprendía un inmenso calor, además de que tenían un color amarillo-anaranjado. Después, junté los dedos unos contra otros y en el interior empezó a originarse una bola de luz potente que tenía las mismas características que el fuego. En ese momento supe que podía manipular y expulsar las llamaradas con las manos. Al día siguiente me puse a practicar en el jardín de mi casa y a pensar como me podría llamar. Fue ahí cuando originé una bola de fuego y al no poder controlarla se me cayó al suelo haciendo un agujero de, al menos dos metros. Intenté taparlo antes de que mis padres volviesen de trabajar, pero no me dio tiempo. Les dije que un meteorito había hecho el agujero y que al impactar se desintegró. Al parecer me creyeron, y yo desde ese día me haría llamar Magma.





“Todo sucede por alguna razón… el efecto. No obstante debe haber algo que establezca el resultado… la causa.
A veces debemos adaptarnos a las nuevas circunstancias, si no será difícil sobrevivir. Pero hay algo que nunca debemos olvidar; somos el producto de nuestras propias decisiones”


domingo, 26 de noviembre de 2017

SUPERFICIALISMO

“Le otorgamos el mundo a un cuerpo y un rostro bonito, ignorando lo que podrían encerrar”

EL LIDER

"Es curioso. Tantas razones para sentirte mal, y la única que reina es solo la que te hace feliz"



AUTENTICIDAD

"Solo un pobre sabe como tener un buen corazón. Con dinero, cualquiera puede ser solidario"

EL DETALLE

"El caos atraerá el cambio cuando por su causa, alguien cometa un error"

CONCEPTOS

"Es más creíble un ignorante que tiene don de palabra, que un ininteligible que posee toda la razón"

LA INSISTENCIA

"Deja de intentar ganar todas las batallas cuando sabes que no te corresponde la victoria"

viernes, 24 de noviembre de 2017

CALIDAD

 “Nuestra forma de ser depende del material de construcción que le aportemos a nuestra mente”


sábado, 18 de noviembre de 2017