"Quien rìe último...rìe solo"
"Por mucho que retrocedas o me ignores, no cambiará el hecho de que conoces mi existencia"
lunes, 29 de mayo de 2017
viernes, 26 de mayo de 2017
HISTORIAS CORTAS: La Criatura Del Tiempo. (2ª Parte)
No
entendemos lo que es, lo que sí sé es que no hemos avanzado tanto para
retroceder ahora.
—No
quiero seguir acercándome a eso —dice asustado Leim mientras se agarra a mi
pierna.
—No
seas miedica —respondo—. Imagínate que al otro lado se encuentra tu hogar.
—Mi
hogar es este. Aquí vivo desde que tengo memoria.
Leim
está demasiado atribulado a pesar de que esto puede ser algo muy bueno para él.
Le ofrezco mi mano para que se suba a ella. Necesito que esté conmigo y me
apoye al máximo, no quiero estar sola aunque desee resolver esta situación. Por
suerte leo mucho y recabo mucha información, y tal vez encuentre la manera de
convencerlo.
—Leim,
¿conoces la teoría de la panspermia?
—No.
—Responde, mientras camina desde mi mano hasta mi hombro izquierdo.
—Pues
dice; que uno de los posibles orígenes de la vida en la Tierra, es que venimos
de otra parte del universo, o bueno, al menos hace referencia a su llegada en
forma microscópica. De igual modo, ya que no son excluyentes; hipotetíza sobre
la intervención alienígena. Eso significaría que la Tierra nunca fue el
verdadero hogar ni del ser humano, ni de ninguna otra especie, si no que
surgimos a causa de algún meteorito que impactó con el planeta, o que seres de
otro planeta nos arrojaron aquí como si fuéramos esporas.
— ¿Y tú
crees eso? —me dice con acritud.
—Ni por
asomo. Pero el hecho de que no crea en ello no implica que no sea cierto. A lo
que voy, tal vez estés aquí por alguna razón.
—No te
fastidia. ¡Pues claro! —Continúa él— todo ocurre por alguna razón; se llama
causa y efecto. Si yo ahora te arranco la oreja a mordiscos, yo seré la causa,
mientras que la mutilación de tu oreja será el efecto.
—Eso ha sido innecesario y asqueroso, Leim. —Le
digo con expresión de desagrado— no sé si bajarte para no correr riesgos.
— ¡No,
por favor! Aquí se está muy agustito. —Sonríe, entrecerrando los ojos—. De
acuerdo, iré contigo.
Le
dedico a Leim una gran sonrisa. Después, los dos nos adentramos en esa
imponente brecha espacio-temporal.
Mientras
la cruzamos, siento como algo intenta tirar de nosotros hacia atrás, pero al
mismo tiempo hacia adelante. Como si estuviésemos entre dos imanes los cuales
atraemos. Es una sensación molesta, ni avanzamos, ni retrocedemos. Leim se
esconde dentro de mi chaqueta, para que esa especie de succión no lo separe de mí.
Conforme avanzo, contemplo en la salida más claridad y creo ver el cielo azul.
Al fin cruzo y aparezco en otro mundo, en lo alto de un gigantesco acantilado.
Observo maravillada y un poco intimidada, lo precioso que es todo; un imponente
mar hasta más allá de donde abarca mi vista, escuchando el relajante e
hipnótico sonido de las olas rompiendo con las rocas. Leim sale de su escondite
para apreciar lo mismo que yo.
— Leim,
¿Lo estás viendo?
—En
todo su esplendor. ¿Éste es mi hogar? —Me pregunta tiernamente, sin apartar la
mirada del horizonte.
—No lo
sé, tendremos que averiguarlo.
Leim
nuevamente, comienza a subir hasta mi hombro para así tener una mejor visión
del paisaje. Con sus pequeñas manos medio rodea mi cuello, apoya su cabeza en
la mía y continúa admirando éste grandioso panorama.
Repentinamente,
sentimos en nuestros pies, como la tierra tiembla. Los dos perdemos el
equilibrio, y para no precipitarnos al vacio nos impulsamos hacia atrás,
adentrándonos con fuerza de nuevo en la fisura temporal. Dentro, el temblor persiste
y aparecen varias decenas más de grietas, originando a nuestro alrededor más brechas
dimensionales. Ya no sentimos la sensación de antes, ya nada nos tira hacia
ninguna parte. Creo que las nuevas brechas hacen que se anulen entre sí. Pero
ahora eso es lo de menos, tenemos un grave problema; tras el temblor, muchas
fisuras temporales se han desplazado, y ahora no sabemos cuál es la que nos
lleva al tiempo del que procedemos. Estamos cómo en un universo de color blanco
intenso con demasiadas anomalías. Cuanto más permanecemos en este entorno, más
me angustio. Tenemos que salir de aquí sin importar hacia dónde, cualquier
lugar es mejor que éste.
—Leim,
salgamos por esta —le indico, enseñándole la puerta que acabo de escoger,
mientras lo agarro con las manos.
—Tengo
miedo —me dice.
—Yo
también, pero no debemos dejar que nos bloquee.
Al adentrarnos,
vamos a parar a otro extraño mundo; lleno de incontables hoyos, algunos mucho
más grandes que otros y con un calor insoportable. Poco tiempo después de estar
en este lugar, nos sobresalta un estruendo ensordecedor procedente del cielo gris.
Miramos hacia arriba y vemos cientos de
meteoritos a punto de impactar. Doy media vuelta con Leim en mi hombro y
corremos de nuevo hacia la brecha temporal. Antes de llegar, el impacto de un gigantesco
meteorito, provoca una potente onda expansiva, que me separa del suelo y me
lanza violentamente por la brecha, cayendo de nuevo en el universo blanco.
Justo después, vemos algo curioso; la brecha espacio-temporal desaparece tras
una peculiar implosión; creo que el impacto ha destruido ese planeta. No solo
hay un portal menos, si no que el espacio que este acaba de dejar, es un punto
de referencia para orientarnos mejor en este mar de dimensiones.
Seguimos comprobando las brechas.
Una tras
otra, fracasamos de destino. En muchas, vemos indicios de vida, unas más
avanzadas que otras, pero al no ser nuestro mundo, no avanzamos más, tenemos
miedo de quedar atrapados. No sé el tiempo que llevamos viajando de un sitio a
otro, pero los dos empezamos a tener hambre.
—No podemos
pasarnos la vida así —advierte Leim.
Miro detenidamente a mí alrededor. En todo
ese fondo blanco cubierto de grietas, observo al lado de una de ellas, algo
semejante a una mancha. Me acerco con cautela mientras el borrón va cogiendo
forma y descubro que es mi carnet de identidad. Lo más probable es que se desprendiese
de mi bolsillo cuando la atracción de las dos primeras fisuras me intentaron
succionar. Creemos que ahora estamos ante ellas, confiamos en que en una de las
dos nos lleve a mi hogar.
Todo es
idéntico y estamos desorientados, por lo que no sabemos qué dirección tomar.
—Una de
las dos, es de la que salimos —le digo confiada— ya estamos más cerca.
—Ojalá
tengas razón.
Elegimos una brecha y la cruzamos. Aparecemos de nuevo encima del
acantilado, donde no había más nada que océano a nuestro alrededor, aunque en
este caso, al acantilado le faltaba un trozo, que se desprendería a causa el temblor.
— ¿Sabes
lo que significa esto; Leim? —le pregunto con toda la felicidad del mundo al
averiguar por fin cual nos lleva a casa— Nuestra fisura temporal es la que está
en frente.
La
sonrisa de Leim, es gratificante.
Salimos
de esa dimensión corriendo, cruzamos el universo blanco y nos adentramos en la
otra.
Por fin
llegamos. Sin duda, es este lugar, nuestro lugar. Sin embargo, la trampilla de
madera ya no está, es todo polvo, y al salir al exterior, comprobamos que el
establo se ha desplomado. La casa ha caído y el aire es casi irrespirable, el
firmamento está oculto tras densas capas de nubarrones que rara vez dejan ver
el cielo azul, la vegetación también ha cambiado, es más densa que antes, mi
bicicleta está cubierta por ella y completamente oxidada… todo es diferente.
Empezamos a cuestionarnos si es nuestro verdadero mundo.
Nos
acercamos a las ruinas de la casa, y escucho unos gritos procedentes del portal
de fuera; unas personas me llaman. Me acerco a ellas yo sola y les pregunto que
desean.
— ¡¿Qué
haces aquí sola, niña?! —Me pregunta el conductor— ¿Y tus padres?
—En
casa, supongo. ¿Qué ocurre?
— ¿Cómo
que en casa? ¿Cómo que qué ocurre?
El conductor mira al copiloto; puede que sea su mujer, sin saber cómo
reaccionar, como si yo estuviese loca. Entonces, un chico un poco mayor que yo
sentado en la parte de atrás y que tal vez sea su hijo, me entrega un pequeño
dispositivo para que me lo acople en la parte derecha de la sien. Al hacerlo,
visualizo, escucho, huelo y hasta siento lo que esa extraña tecnología que
jamás he visto, puede hacer; son los cuarenta y cinco segundos más largos de mi
vida. En él, todo tiene explicación. Lo que para mi fueron unas horas en esa
dimensión, para la Tierra han sido ciento diecisiete años, y en ese tiempo todo
ha empeorado. Los volcanes de todo el mundo estallaron a la vez, los tsunamis
destrozaron todo a su paso, las tormentas eléctricas dejaron muchas partes del
mundo calcinadas por el fuego, y las grandes organizaciones intentan mantener
un orden a pesar de todo el caos que existe a causa de los rebeldes.
Desconcertada, salgo corriendo en dirección a casa mientras esa gente baja
del coche para intentar detenerme. Sin que se den cuenta, agarro a Leim y lo
escondo en mi chaqueta, luego me dirijo de nuevo a la brecha dimensional. Antes
de poder cruzarla, el hombre me agarra del brazo, impidiéndome la huida.
— ¿A dónde vas? —Replica—
tenemos que salvarte, ven con nosotros.
—Venid vosotros conmigo —Les propongo— yo sí que puedo salvaros.
Me suelto de su mano y me dirijo escaleras abajo por el hueco. Él viene detrás
de mí para llevarme por la fuerza, pero se detiene boquiabierto al observar la
fisura temporal. Me detengo frente a la anomalía, giro sobre mí misma mirando
hacia él, y le digo:
—Esta puerta os guiará hacia otros mundos, decídselo a los demás, salvad
a la Humanidad.
Después de eso, cruzo la brecha, estoy con Leim de nuevo en el universo
blanco. Echo a correr durante un buen rato y elijo una de las singularidades al
azar. Ahora estamos en otro mundo, he escogido bien. El cielo es azul, el aire
puro, el terreno se halla cubierto de árboles frutales y bosques extensos a lo
largo de una verde y suave campiña. Leim sale asustado de mi chaqueta, sin saber
que ha ocurrido. Después de explicárselo, no le ha quedado otra que aceptarlo.
A partir de hoy, tendremos que sobrevivir aquí. No sé lo que le puede
pasar a Leim en este mundo, pero ya lo descubriremos, tenemos tiempo.
Etiquetas:
1.715Palabras,
Anomalía,
bici,
brecha,
casa,
contaminacion,
destrucion,
establo,
gente,
mundo mejor,
mundos alternativos,
nuevos mundos,
panspermia,
tormentas,
tsunamis,
universo blanco,
volcanes
domingo, 21 de mayo de 2017
SOLO UN NUMERO
“La edad no es más que un número. Pero
hay ocasiones en las que no puedes dejar de sentirte culpable cuando acabas de estar con alguien
a la que le llevas demasiados años”
viernes, 19 de mayo de 2017
HISTORIAS CORTAS: La Criatura Del Tiempo. (1ª Parte)
Hoy
comienzan las deseadas vacaciones de verano. Se terminó el colegio, los
madrugones, los deberes y los exámenes hasta dentro de tres meses. Por fin
libertad. Bueno, algunos deberes tengo, pero desde muy pequeña me han
acostumbrado a hacerlos nada más llegar a casa, así me queda el resto del día
libre sin preocupaciones.
Estoy
en el autobús del colegio, a quince minutos de mi casa. En cuanto llego, me
preparo un bocadillo de chocolate con un batido de fresa. Vivo con mis padres y
mi hermano mayor Sakk, aunque ahora mis padres están trabajando y mi hermano
está con su novia, según dijo ayer en la cena. Por tanto, estaré sola unas
horas. Siempre he sabido cuidar de mí misma desde muy pequeña, y ya tengo doce
años.
Al
acabar de hacerme la merienda; me dirijo al salón, apoyo la comida en la mesa,
abro mi mochila para sacar los deberes y mientras como, los hago. Una hora y
media después hago un descanso y me voy afuera. Me siento en las escaleras de
la entrada a jugar con mi perrita Eira. Minutos más tarde, escucho la deceleración
de un coche que se va aproximando a mi casa, son mis padres; mamá me llama una
vez han aparcado para que les ayude a descargar la compra que han hecho.
Por la
noche en plena cena, mi padre me dice si quiero acompañarlos a casa de mis
difuntos abuelos, mañana por la mañana. La casa está en un pequeño pueblo de
apenas veinticinco habitantes, y debemos ir para recoger unas cosas antes de
que se estropeen aún más de lo que seguramente ya están.
Mi
abuelo murió en la Tercera Guerra Mundial, un año antes de que esta terminara,
que duró cinco años, hasta 2049. Y mi abuela falleció en 2051 por una infección
bacteriana que condujo a la sepsis que sufrió. Mis padres vivieron con ellos, y
después de fallecidos siguieron habitando en esa casa, hasta 2062, cuando se
produjo un temblor que debilitó su estructura. Apareció una grieta desde el establo
donde antiguamente tenía el ganado, hasta la casa, desde entonces se ha
considerado inhabitable. Nunca había entrado en ese lugar, y tengo muchas ganas
de ir, así que le digo que sí.
A la
mañana siguiente, desayunamos y nos dirigimos hasta allí. También viene mi
hermano, que llegó a casa de madrugada no muy tarde. En cuanto llegamos,
abrimos el portal con las llaves que tiene mi padre y luego accedemos a la
propiedad, bajamos del coche y abrimos la puerta de la casa. Con la abertura,
apreciamos un cambio de temperatura bastante notable. No creo que me equivoque
al decir que hace diez grados menos en el interior con respecto al exterior.
Papá entra primero por si aparece algún peligro. Al cerciorarse de que todo es
seguro, entramos los demás. Mis padres y mi hermano suben las escaleras hasta
la primera planta, siguen recto y entran en el comedor, donde hay varias cajas
con fotos plastificadas dentro, cuadros viejos e infinidad de artilugios más.
Yo subo detrás de ellos, pero me paro en una habitación a mi izquierda. En ella
veo; discos antiguos, muebles… o eso es lo que aprecio a simple vista. Avanzo,
ojeando lo desconocido. Diviso un mueble con cedés de música de cantantes que
ya han muerto o son ahora viejísimos, los conozco porque mi madre los escucha
muchas veces en un antiguo lector de discos que aún conservamos. Sigo admirando
el resto de la habitación maravillada por muchas cosas que son basura para mi
padre, pero que para mí son como un tesoro vetusto. Rebuscando aún más, observo
una caja de cartón de color castaño claro. La abro, contemplando algo insólito
que me deja sorprendida. Sobre una capa de papeles triturados, me encuentro con
una pequeña criatura de color añil, que jamás había visto en documentales,
revistas, periódicos ni nada por el estilo. El ser me mira, sus ojos son del
mismo color que su cuerpo, e incluso diría que más oscuros. Sin embargo, lo que
me provoca un nudo en la garganta es lo que pasa a continuación.
—No me
hagas daño, humano —articula lentamente.
Tardo
en reaccionar un poco.
—Tra…tranquilo,
no voy a hacerte nada malo —susurro con un leve tartamudeo— ¿Qué eres?
En ese
instante mi hermano entra en la habitación sin previo aviso.
— ¿Con
quién hablas enana?
—Conmigo misma, ¿pasa algo? —respondo rápido cerrando la caja.
—Cada
día eres más rara…. Dice papá que ya nos vamos.
Tras la
información me mantengo callada, viendo como mi hermano regresa con nuestros
padres.
De
nuevo abro la caja.
— ¿Quién era ese? —pregunta el adorable…lo
que sea.
—Mi
hermano. Es inofensivo, no te preocupes. Aunque un poco tonto.
Se ríe
con un agudo tono de voz.
—
¿Comprendes las burlas? —Le pregunto curiosa.
—Entiendo todo lo que dice un humano.
— ¿Como
puede ser posible eso?
—¡¡Que bajes, enana!! —grita Sakk desde el final de las escaleras.
Le propongo al animalito si quiere venir a mi casa, y él, aunque un poco
asustado, acepta. Vuelvo a cerrar la caja y me la llevo. En el coche mi hermano
intenta husmear en ella, pero yo no le dejo, así que se queda sin descubrir
nada. Al llegar a casa, voy a mi cuarto con la excusa de estudiar un poco. Mis
padres no se oponen, pero me avisan que en una hora vamos a comer. Cierro la
puerta y abro la caja. Veo algo desconcertante, una piedra preciosa de color
añil, con una forma muy parecida al del ser que antes habitaba la caja. No
entiendo lo que ha pasado, ¿Dónde está la criatura?
Abro mi portátil con rapidez y empiezo a buscar en internet, utilizando
palabras clave que puedan sacarme de dudas. Encuentro una web de teorías rechazadas
cientificamente entre las cuales, aparece una que llama mi atención. En ella se
habla sobre seres transtemporales; emergen de túneles temporales que pueden aparecer
en cualquier lugar y por cualquier circunstancia. Además, pierden toda esencia
de lo que son si se les separa del lugar de donde surgieron, transformándose en
cualquier cosa. Vuelvo a cerrar la caja y planifico un viaje a casa de mis
abuelos.
Mi madre me llama para ir a comer. Al acabar, cojo un pequeño envase de
plástico sin que me vean mis padres y lo lleno con algo de comida que sobró. Luego
preparo una mochila: meto en ella el recipiente con la comida y la caja,
también llevo una botella pequeña de agua. Digo en casa que voy a dar una
vuelta con la bicicleta. Con el casco en la cabeza, la mochila a la espalda, mi
identificación, el móvil y por supuesto las llaves que dejó mi padre en el
porta llaveros, me voy.
Recorro los diez quilómetros y medio que hay desde mi casa a la de mis
abuelos. Al llegar apoyo la bici en una pared de piedra al lado de la puerta de
entrada, la abro y subo las escaleras hasta la habitación en la que estuve por
la mañana. Allí destapo la caja y vuelvo a ver al animal como al principio.
— ¿Ya estamos en tu casa? —me pregunta.
—Te llevé, pero te habías convertido en algo parecido a un zafiro. ¿Cómo
es eso posible?
—No lo sé. Salí a la superficie el día en que todo se estremeció. Solo
sé que después del destello, todo cobró sentido para mí.
— ¿El día en que todo se estremeció? —Repito recordando algo— ¿Te
refieres a un terremoto?
—Sí.
—El último fue en el año… ¡¿llevas veinte años aquí solo?!
—Hace mucho que no llevo la cuenta —Expresa cabizbajo— pero el tiempo ha
sido muy largo y tedioso.
La pobre criatura no solo no puede salir de esta zona si no que ha
tenido que soportar una odiosa soledad durante años.
—No me compadezcas —prosigue— la soledad no es cruel, te ayuda a
conocerte mejor.
—Sí. Pero demasiada puede sobrepasarte —le replico yo.
—No ha sido tan malo, he visto muchos animales terrestres y voladores. Aunque
entre estos últimos hay unos en concreto que no son nada amigables. Salen de
noche y he visto cómo sus garras destrozaban a otros animales más pequeños. Un
día que salí a buscar alimento, casi me atrapan… me salvé por los pelos de ser
la comida de uno de ellos. A partir de aquello, salgo cuando el sol está más
alto.
— ¿Y qué sueles comer? Le pregunto curiosa.
—Insectos. Por éste lugar proliferan debido a la vegetación. También me
alimento de la fruta de un árbol plantado aquí al lado y al mismo tiempo
sustraigo de ella el agua que necesito.
— ¡Espera! ¿Comes bichos?
—Pues sí. —Responde tranquilo— Tienen muchas proteínas y proporcionan
bastante energía.
—Puaj. —Digo asqueada— hoy no creo que cene.
—No sabes lo que te pierdes —expresa orgulloso.
—Pues que siga siendo así. Cambiando de tema, aún no me has dicho tu
nombre. ¿Y cómo sabes hablar tan bien? —le pregunto.
—Me llamo Leimdoru, pero llámame Leim. Puedo crear vínculos sinápticos
con otras especies para establecer una conversación y un entendimiento, de este
modo podemos comunicarnos sin ninguna dificultad.
—Encantada, Leim. Pero de ser así, puedes relacionarte también con otros
seres y hacerte amigo de ellos.
—Mi capacidad intelectual llega a extremos en los cuales es incapaz de establecer
ilaciones con otros seres de éste planeta, a excepción de los humanos, cosa que
he comprobado hoy.
—En otras palabras, que puedes comunicarte con otras especies pero deben
ser suficientemente complejas para que haya una comunicación lógica entre
ambos.
—Digámoslo así, si. Es como si tú intentaras tratar con tu gato; entenderá
algunas cosas, jugarás con él y te divertirás, pero si pretendes hablarle de las
leyes de la termodinámica, seguro que se te queda mirando de manera fija y con
las orejas izadas.
—Yo no tengo gato. Pero si una
perrita.
Leim se queda mirándome, instantes después mira hacia otro lado y suelta
un suspiro.
—Era un paradigma —Dice con un perceptible decaimiento de ojos y
bigotes.
—Tengo doce años, aun me cuesta entender las metáforas —me río un poco
avergonzada—. ¿As intentado alguna vez alejarte de este sitio?
—Sí. En dos ocasiones me alejé para inspeccionar más allá de este paraje,
pero a medida que me distanciaba, mi cuerpo empezaba a paralizarse, y mis sentidos
se nublaban. Nunca di tiempo a que todo empeorara, y nunca quise arriesgarme
más, hasta hoy. No creí que me fuera a pasar algo al ir dentro de la caja, pero
no solo sentí lo mismo que las anteriores veces, si no que de pronto, dejé de
sentirlo todo, hasta que te vi abrir la caja de nuevo.
Le comento si le gustaría hacer un experimento, y él, aunque receloso,
acepta. Le cedo mi mano para que suba en ella, luego lo llevo al exterior y lo
voy alejando muy despacio. Observo cómo se empieza a desorientar, confirmando
al instante su relato.
—No temas, confía en mí —le digo.
Veo como en seguida se desploma en mis manos, y contemplo atónita lo que
ocurre después. Leim se va transformando paulatinamente en el zafiro, es
precioso. Doy media vuelta, a medida que avanzo hacia la casa, la piedra se
convierte de nuevo en él.
— ¿Has averiguado algo? —Me pregunta una vez consciente y cambiada su
forma.
—Creo que sí. No debes traspasar el portal, tienes que quedarte dentro
de esta zona.
Cuento los pasos que hay desde ese límite hasta la casa, midiéndolos lo
mejor posible.
— ¿Qué haces? —Me pregunta interesado.
—Shhh. No me desconcentres.
Llego a la puerta e inicio mis cuentas mentales en voz alta.
—A ver. Son cuarenta y dos pasos, a un metro cada paso, da cuarenta y
dos metros.
— ¿Has tenido que pensar eso para resolver la incógnita? —exterioriza
Leim sarcástico.
—Calla. —Ambos reímos.
Al menos ya sabemos algo. Hablo rato y tendido con mi nuevo amigo Leim.
Él me enseña toda la casa mientras yo le cuento que era de mis abuelos. El
suelo cruje por varias zonas, pero Leim me confirma que no hay peligro, examinó
toda la casa y el máximo riesgo es en el establo, donde el temblor hizo más
daño. Todos los días lo visito, y dos semanas después le planteo echar un
vistazo al establo. Él se niega.
—Vamos Leim, ¿y si todo comenzó allí? Tal vez se encuentren ahí las
respuestas que estás buscando.
— ¡He dicho que no! —Insiste enfadado— Se puede desmoronar en cualquier
momento.
—Si no lo ha hecho en veinte años, no creo que lo haga justo hoy. Solo
un vistazo de cinco minutos, anda.
Leim se mantiene callado y pensativo.
—Solo cinco minutos, ni uno más —recalca.
—Te lo prometo.
Caminamos hacia ese lugar, hasta adentrarnos en él. Lo primero que veo
son las zonas individuales donde el ganado dormía, hay al menos catorce. Continuamos
profundizando y en uno de los pasos tropiezo con la grieta, sin llegar a caer.
Leim y yo la seguimos para ver hacia donde nos lleva. A medida que avanzamos se
va ensanchando más, y termina en una de las estancias, casi al final del
pasillo. Entramos en ella y vemos algo sorprendente; una trampilla de madera
algo carcomida por las termitas y el tiempo. De pronto, vemos unos leves
destellos que asoman de manera intermitente por los bordes de la madera y
alguna de sus fisuras.
— ¿Qué es eso? —Pregunta atemorizado Leim.
—Vamos a averiguarlo. —Le respondo resuelta.
Con el corazón saliéndome del pecho, mi cuerpo temblando nerviosamente y
mis manos con la intención de retroceder, la abro de un gesto rápido y seco. La
inmensa luz nos hace apartar la mirada, pero en cuanto las pupilas se contraen
y se acostumbran a esa luminosidad, advertimos unas escaleras. Con curiosidad y
temor, las bajamos, oteamos al frente, y descubrimos algo asombroso y a la vez
desconcertante, una resplandeciente singularidad.
Continuará…
Etiquetas:
2.309Palabras,
3ªGuerraMundial,
abuelos,
anomalía.,
casa,
criatura,
deberes,
espécimen,
examenes,
GrietaTemporal,
hermano,
historia,
padres,
seres,
temblor,
vacaciones
miércoles, 17 de mayo de 2017
EL AHORA DEL ANTES
"A veces me paro a pensar que, si de pequeño no hubiera sido como fui, hoy tal vez no sería como soy"
martes, 16 de mayo de 2017
MALAS SENSACIONES
“Puede que creamos que no sabemos hacer
nada. Pero el hecho de que no lo hagamos como el resto, no implica que a nuestro
modo esté mal”
RESISTENCIA
“De las batallas perdidas siempre se
aprende algo, aunque sea cómo no volver a cometer el mismo error”
SENTIDOS VENDADOS
“Solemos creer que en este mundo hay cosas inexplicables.
Más esa idea no es otra cosa que la ignorancia por lo que no conocemos, o tal vez sea el miedo a conocerlo y no admitirlo”
viernes, 12 de mayo de 2017
RAP DE OTRO MUNDO.
Cuando yo nací, todo parecía feliz
Me daban cariño, y me encontraba bien
aquí
Los años pasaban, nada cambiaba
Siendo aún un crio que a menudo
tropezaba
Luego fui creciendo, viendo la
realidad
Estaba encerrado en una esfera de
metal
Con mi propia raza actuando con total
maldad
Ignorando lo que eso podría desatar
Como un tsunami el peligro surgió
Fue cuestión de tiempo en que la vida
murió
Lentamente la tristeza en mi brotaba
Apagándose mi luz y sin poder hacer
nada
Me sentí muy vulnerable y fui buscar
seguridad
Me abrigué en el universo y en toda
su inmensidad
Fue ahí donde te hallé, y deseé saber
volar
Pero estaba a años luz y solo te
podía mirar
Eres un mundo posiblemente habitable
Precioso, azul e inimaginable
Mis esperanzas eran solo para ti
Ya que este mundo no pudo sobrevivir
Fuimos todos insensibles, renunciando
a la empatía
Eso nos hizo sufrir y acabar con
nuestra vida
Por si fuera poco fuimos tan
ambiciosos
Que lo destrozamos todo para salir
victoriosos
Sabiendo que eso todo era incoherente
No nos importó matar a nuestra gente
Matar a otras especies, desbrozar el
mundo entero
¿Y todo para qué? Para pudrirnos de
dinero
Pero no nos dimos cuenta, o no nos
quisimos dar
Que actuar de esta manera nos dejaría
en mal lugar
Ahora hemos sufrido en vida
agonizando sin parar
Llevándonos otras vidas inocentes al
domar
Tuvimos el don que cualquiera
desearía
Si lo aprovecháramos hoy en día
seguiría
Si supiera que esto iba acabar de
esta manera
En la carrera por la vida intentaría
caer fuera
Sé que eso no evitaría todo el
sufrimiento
Pero si el mío, y lo admito, lo
lamento
No soy mala persona pero si
sentimental
Y sin cesar de llorar esperaré hasta
el final
No entiendo como un ser puede ser tan
avanzado
Pero al mismo tiempo tan
desconsiderado
Teníamos todo, para gozar
Sin embargo preferimos ponernos a
robar
Niños y niñas sollozando de dolor
Mirando a un mundo en el que ya no
existe amor
Padres y madres mirando ese legado
Que les dejaron a sus hijos donde
fueron traicionados
Sin tener derechos, ni siquiera un
abogado
Y aún por encima estando
desconsolados
Vivir para morir en menos de un
segundo
Es la mayor necedad que existe en
este mundo
Dicen que al borde del abismo es
cuando pensamos
Pero nosotros ya caímos en picado
Ya nos hemos acercado al suelo
empantanado
Ahí fue cuando dije que este cuento
se ha acabado
No acabó siendo feliz porque no hubo
voluntad
Tanta injusta burocracia y con poca
lealtad
No importaba el bien común, solo el
lucro personal
Vivir enriquecido y no importarte
nada más
Cubierto de oro, plata de diamantes y
demás
Engañando a cuanto puede para poder
pelear
Nuestro tiempo se ha acabado y no va
a volver jamás
Fuimos irresponsables oprimiendo la
verdad
No existía la justicia desde que
creamos a dios
Ahora todos justos, hemos dicho adiós
Con las manos hacia arriba esperando
el fin
Aceptando lo inminente y tocando el
violín
Hasta que nos ahogamos, y quedamos
sin latidos
Con el corazón roto y sobre todo
destruido
Y por eso nuestro mundo ya dejó de
batallar
Por hacerle mil heridas, sin poder
respirar
Quiero decir que de momento tú estás
Y es lo más valioso que la vida pudo
crear
El libro de tu existencia, aún se
está escribiendo
No cometas el error de seguirte
mintiendo
No dejes que concluya con tu
sufrimiento
Eres toda única, créeme que no miento.
sábado, 6 de mayo de 2017
HISTORIAS CORTAS: El Gemelo Del Espejo
Si hubiese hecho caso a mis padres. Si no hubiese
regresado esa noche para robarlo… ahora no me estaría acercando a mi final.
Hace
unos días atrás, fui con mis padres a la nueva tienda que hace esquina con
nuestro apartamento. Nada más entrar, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo a
causa de todos eses objetos terroríficos, y que según el dueño, ayudaba a
ahuyentar los malos espíritus. Para mí eso no eran más que leyendas absurdas,
aunque he de reconocer que todo lo que había en ese lugar daba mucho miedo. Me
separé de mis viejos, no sin antes ser advertido por ellos de que no tocara
nada. Mientras caminaba por el pasillo, veía a ambos lados las estanterías
repletas de inciensos, velas negras, cabezas reducidas de supuestos duendes del
Pantano Rojo. Había infinidad de cosas que me provocaban tal nerviosismo, que
ni siquiera podía tragar saliva con normalidad, aún siendo yo contrario a todas
esas memeces. Me percaté poco después del reflejo del techo en una esquina de
algo que sobresalía por debajo de una de la estantería izquierda, casi hacia el
final del pasillo. Me agaché para ver de qué se trataba, lo agarré y lo arrastré hacia mí. Me di cuenta de que
solo la esquina estaba al descubierto, el resto del objeto, se hallaba oculto
bajo una tela negra. Al querer destaparla, una mano apareció por detrás de mí
tocándome el hombro. Un hombre de avanzada edad me avisó de que dejara aquello
en donde estaba, y cuando pregunté qué era, no dijo nada, solo se quedó allí estático
sin mover ni un músculo. La situación era tan incómoda que me incorporé aprisa regresando con mis
padres.
Cuando
volvimos a casa, no paraba de pensar en aquel misterio. ¿De qué se trataba?
¿Por qué tanto secretismo? Puse la alarma para las cuatro de la madrugada, y
salí lo más silenciosamente que pude de casa. Me dirigí hacia la tienda con el
motivo de robar eso que tanto me intrigaba.
Al lado
de la tienda había un callejón que llevaba a la puerta trasera, para mi asombro
vi un objeto que se asemejaba mucho al que había visto en el establecimiento,
tapado con el mismo tipo y color de tela. Se encontraba junto con otras cosas
arrimado a un contenedor de basura. Rápidamente lo cogí, llevándomelo
posteriormente a casa. Allí lo apoyé en la puerta de mi habitación después de
cerrarla, y con una mezcla de emoción, miedo e indecisión que poseía mi cuerpo,
lo destapé arriesgándome al peligro que eso podía conllevar.
Tanto
secretismo para acabar viendo que solo era un estúpido espejo. Me acerqué a él
porque percibí una distorsión nada común, pero al estar a centímetros del
cristal, mi reflejo me sujetó por el cuello tirando de mí hasta meterme en el
interior del espejo, observando pasmado como él salía hacia afuera. Estaba
atrapado sin poder salir. Por mucho que gritaba, no brotaba sonido alguno de
mis cuerdas vocales. Mi reflejo cogió la tela negra para tapar el espejo, antes
de hacerlo, contemplé su rostro, cuyos ojos brillantes y una mueca diabólica, reafirmaron
mis sospechas sobre su maldad.
Lo poco que pude llegar a ver, fue que me
llevaba a la azotea, allí posó el espejo en la repisa, y lo dejó caer. La tela
se desprendió a causa del aire creado por la precipitación. Ahora observo cómo
me voy acercando mortalmente al suelo, sin dejar de pensar que un terrible y
alevoso gemelo originado por mi reflejo en un misterioso espejo, ocupará mi
lugar para siemp…
Etiquetas:
572Palabras Gemelo,
apartamento,
escalofrio,
espejo,
estanteria,
incienso,
malvado,
miedo,
misterio,
nerviosismo,
padres,
reflejo,
secretismo,
tela,
terror,
tienda,
velas negras
jueves, 4 de mayo de 2017
TU PROPIO ENGAÑO
“A veces la incertidumbre es mejor
que la realidad, con la primera al menos puedes inventarte la verdad que deseas”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)