Nos
retocamos, nos ocultamos tras ropajes que aunque nos sean incómodos, los
llevamos para aparentar ser más atractivos. Nos miramos cientos de veces al
espejo creyéndonos los más sexys. Sonreímos ante nosotros y hasta nos tocamos
como si quisiéramos que nos tocaran las personas deseadas. Nuestra autoestima
se alza llevando a cabo decisiones que al terminar la noche, o bien regresamos
con el mejor recuerdo de todos, o decepcionados por el fracaso. No obstante,
eso no nos impide que lo volvamos a intentar otro día. Puede que la próxima vez
sea diferente…o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario