martes, 13 de septiembre de 2016

Sombras ocultas en el resplandor de la luz

Estoy orgulloso de ser quien soy; impasible cuando larga sin sustancia ni sentido creyendo que sabe lo que en realidad desconoce, escuchar sus palabras incoherentes formando frases demenciales hasta convertirse en historias de fantasía, en las cuales se quiere convencer de que existen, para no sentirse acibarado por tener una vida tan triste y monótona que necesita entrometerse en vidas ajenas e inventarse parte de ella. Tal vez intente provocarme e incitarme a revelar quién soy, lo que soy, o los detalles de mi persona, porque al contrario que yo, habla con demasía y sin ni siquiera haberle preguntado. Sin embargo pierde el tiempo, mis principios son más férreos que cualquier creencia preconcebida, y lo único que está demostrando es esa ignorancia de la que hablo siempre, dejándolo en un deplorable lugar. Lo cierto es que me mantengo impávido ante sus comentarios, pero por otro lado esas invenciones pueden llegar más allá del circulo en el que me encuentro, y lamentablemente la sociedad sigue creyendo en lo que le dicen, sin dejarles pensar por sí mismos. Aun así, me despreocupa, yo sé mi realidad, sé todo lo que ocurre o pasa por mi vida, y la sensación de ser uno de los únicos privilegiados en saberlo, es más emocionante é increíble que ser como el resto y hablar, haciendo que me conozcan más y quitándole misterio a lo que encierro. No obstante, algo si puede suceder; y es hacer lo que no querría hacer, mirarle a los ojos y decirle que ya basta, que lo deje, que no sabe nada aunque no lo crea, ofendiéndole y haciéndole sentir mísero de sí. No quiero que esto ocurra, pero no prometo que no vaya a ocurrir, en ocasiones hay que dejar las cosas claras aunque hiera, no siempre es bueno tener tan buen corazón.

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