Estoy orgulloso de ser quien soy; impasible cuando larga sin
sustancia ni sentido creyendo que sabe lo que en realidad desconoce, escuchar
sus palabras incoherentes formando frases demenciales hasta convertirse en
historias de fantasía, en las cuales se quiere convencer de que existen, para
no sentirse acibarado por tener una vida tan triste y monótona que necesita
entrometerse en vidas ajenas e inventarse parte de ella. Tal vez intente
provocarme e incitarme a revelar quién soy, lo que soy, o los detalles de mi
persona, porque al contrario que yo, habla con demasía y sin ni siquiera
haberle preguntado. Sin embargo pierde el tiempo, mis principios son más
férreos que cualquier creencia preconcebida, y lo único que está demostrando es
esa ignorancia de la que hablo siempre, dejándolo en un deplorable lugar. Lo
cierto es que me mantengo impávido ante sus comentarios, pero por otro lado
esas invenciones pueden llegar más allá del circulo en el que me encuentro, y
lamentablemente la sociedad sigue creyendo en lo que le dicen, sin dejarles
pensar por sí mismos. Aun así, me despreocupa, yo sé mi realidad, sé todo lo
que ocurre o pasa por mi vida, y la sensación de ser uno de los únicos
privilegiados en saberlo, es más emocionante é increíble que ser como el resto
y hablar, haciendo que me conozcan más y quitándole misterio a lo que encierro.
No obstante, algo si puede suceder; y es hacer lo que no querría hacer, mirarle
a los ojos y decirle que ya basta, que lo deje, que no sabe nada aunque no lo
crea, ofendiéndole y haciéndole sentir mísero de sí. No quiero que esto ocurra,
pero no prometo que no vaya a ocurrir, en ocasiones hay que dejar las cosas claras
aunque hiera, no siempre es bueno tener tan buen corazón.
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