sábado, 6 de mayo de 2017

HISTORIAS CORTAS: El Gemelo Del Espejo

     Si hubiese hecho caso a mis padres. Si no hubiese regresado esa noche para robarlo… ahora no me estaría acercando a mi final.
     Hace unos días atrás, fui con mis padres a la nueva tienda que hace esquina con nuestro apartamento. Nada más entrar, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo a causa de todos eses objetos terroríficos, y que según el dueño, ayudaba a ahuyentar los malos espíritus. Para mí eso no eran más que leyendas absurdas, aunque he de reconocer que todo lo que había en ese lugar daba mucho miedo. Me separé de mis viejos, no sin antes ser advertido por ellos de que no tocara nada. Mientras caminaba por el pasillo, veía a ambos lados las estanterías repletas de inciensos, velas negras, cabezas reducidas de supuestos duendes del Pantano Rojo. Había infinidad de cosas que me provocaban tal nerviosismo, que ni siquiera podía tragar saliva con normalidad, aún siendo yo contrario a todas esas memeces. Me percaté poco después del reflejo del techo en una esquina de algo que sobresalía por debajo de una de la estantería izquierda, casi hacia el final del pasillo. Me agaché para ver de qué se trataba, lo agarré  y lo arrastré hacia mí. Me di cuenta de que solo la esquina estaba al descubierto, el resto del objeto, se hallaba oculto bajo una tela negra. Al querer destaparla, una mano apareció por detrás de mí tocándome el hombro. Un hombre de avanzada edad me avisó de que dejara aquello en donde estaba, y cuando pregunté qué era, no dijo nada, solo se quedó allí estático sin mover ni un músculo. La situación era tan incómoda que  me incorporé aprisa regresando con mis padres.
     Cuando volvimos a casa, no paraba de pensar en aquel misterio. ¿De qué se trataba? ¿Por qué tanto secretismo? Puse la alarma para las cuatro de la madrugada, y salí lo más silenciosamente que pude de casa. Me dirigí hacia la tienda con el motivo de robar eso que tanto me intrigaba.
     Al lado de la tienda había un callejón que llevaba a la puerta trasera, para mi asombro vi un objeto que se asemejaba mucho al que había visto en el establecimiento, tapado con el mismo tipo y color de tela. Se encontraba junto con otras cosas arrimado a un contenedor de basura. Rápidamente lo cogí, llevándomelo posteriormente a casa. Allí lo apoyé en la puerta de mi habitación después de cerrarla, y con una mezcla de emoción, miedo e indecisión que poseía mi cuerpo, lo destapé arriesgándome al peligro que eso podía conllevar.
     Tanto secretismo para acabar viendo que solo era un estúpido espejo. Me acerqué a él porque percibí una distorsión nada común, pero al estar a centímetros del cristal, mi reflejo me sujetó por el cuello tirando de mí hasta meterme en el interior del espejo, observando pasmado como él salía hacia afuera. Estaba atrapado sin poder salir. Por mucho que gritaba, no brotaba sonido alguno de mis cuerdas vocales. Mi reflejo cogió la tela negra para tapar el espejo, antes de hacerlo, contemplé su rostro, cuyos ojos brillantes y una mueca diabólica, reafirmaron mis sospechas sobre su maldad.
     Lo poco que pude llegar a ver, fue que me llevaba a la azotea, allí posó el espejo en la repisa, y lo dejó caer. La tela se desprendió a causa del aire creado por la precipitación. Ahora observo cómo me voy acercando mortalmente al suelo, sin dejar de pensar que un terrible y alevoso gemelo originado por mi reflejo en un misterioso espejo, ocupará mi lugar para siemp…

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